Sobre la conveniencia o no de mantener el
secretismo del voto solo en un nivel en estas democracias fallidas
Las elecciones se realizan
mediante voto secreto, lo cual implica en definitiva un voto infantil, que no
asume responsabilidades, es más una proyección de un estado de ánimo ilusorio y
poco reflexivo en cuanto a posibles consecuencias verdaderas del acto de
conceder gran parte de las decisiones de nuestro futuro a alguien que nos ha
sabido ilusionar, ¿qué sucedería si las
consecuencias de este voto debieran ser asumidas por quienes hayan decidido
realizarlo?
Según como están hoy las
reglas de este sistema, los votantes realizan un voto que si bien deberán pagar
las consecuencias, no perciben que sean ellos concretamente, quienes las
paguen, sino “el país” en su conjunto y la mayoría no se da cuenta de que es “el
país”.
Entonces entramos en una dinámica
de alternancias de irresponsables que con dudosa “buena intención” aplica sus políticas
(o para ser más claros, las que les
permite el poder real, lo que hoy llaman en neo lengua “los mercados” que es el
viejo capital de siempre)
Si el voto de los ciudadanos
no fuera secreto y al votar asumiera su cuota de responsabilidad y después de
cada mandato se hiciera un juicio político a cada gestión y se comprobara que
el estado está mejor o peor que cuando
hubiera asumido el último partido la gestión y debiesen reponer de su bolsillo
lo adeudado inmediatamente a las arcas del estado la diferencia, tal vez el
voto seria mas meditado y analizado.
Cuando a alguien una formación
política le defraude y sienta en su propio bolsillo las consecuencias,
probablemente no votaría de manera tan infantil.
Creo que no podemos seguir
contemplando esta sucesión de irresponsables dirigiendo nuestros destinos.
Y no tomar medidas, tan solo
nos confirmaría que queremos seguir siendo niños y que otro arregle nuestros
errores.
Por otra parte, los cómplices
de las democracias de diseño made in CIA, los partidos mayoritarios desarrollan
disciplinas de voto, que secuestran las libertades individuales de los “supuestamente” libremente elegidos ,
cuando lo más correcto seria los libremente optados que no elegidos, y aseguran
las votaciones dentro de unos límites , como si el pueblo fuera un reo con la
condicional.
La libertad y la verdadera
democracia brillan por su ausencia, ¿queremos democracia o queremos seguir siendo
niños en bicicleta con ruedecillas?
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